12:12 a. m. Comment2 Comments

Tengo una planta. No sé cuál es su nombre vegetal, pero su nombre humano, como yo la llamo, es Corazón. Ella es un motivo de orgullo para mí porque lleva viviendo conmigo casi un año. Nunca pensé que ninguna planta bajo mi cuidado sobreviviera los dos meses. Soy una famosa mata-plantas. Una vez maté un bonsai carísimo y nunca me lo perdonaron. También he matado montones de cactus, a pesar de que estos no necesitan gran cuidado.

Mi ex-novio trasplantó a Corazón a la maceta que hasta ahora la alberga. Antes, parecía que la maceta era una casa muy grande para ella y sus hermosas 8 hojas rojas... Ahora ha crecido tanto que creo que no tardaré en mudarla a una maceta más grande. Corazón tiene potencial de árbol, lo siento en mi propio corazón.

Desde que nos conocimos le han brotado nuevas hojas siempre en grupos de a tres, como tréboles de buena suerte, pero nunca ninguna hoja ha sido roja como las primeras. Hay muchas verdes y algunas verdes moteadas con amarillo. Hay una especialmente bonita, parece un cuadro. Mirar a Corazón me tranquiliza tanto. Quizá ella sea "mi árbol que he de plantar".

Yo creo que el secreto de que Corazón sobreviva a mis cuidados es que desde el comienzo vio que yo la regaba con el agua que yo misma tomaba. Ella y yo siempre tomamos agua embotellada, nunca de caño. Al principio lo hacía por flojera de no pararme al baño, ya que Corazón vivía en mi ex-oficina, pero luego me di cuenta de que si le cambiaba el agua se resentía mal, no es broma. Así que seguí consintiéndola.

Cuando terminé con mi novio, su jardinero original, Corazón siguió en pie y creció un poco más como para darme ánimos. Luego cambié de trabajo a una oficina fea, estatal y compartida y Corazón me acompañó en esta mudanza. Ella me protege de la mala vibra de ese nuevo ambiente (ya no tan nuevo) y yo la protejo a ella.

Hace dos meses me tocó irme de viaje por trabajo dos semanas y la dejé muy encargada a una señora del trabajo que también tiene sus plantas (amiguitas de Corazón) y las pocas veces que pude escribir un correo le escribía a la señora para recordarle mi encargo y ella me respondía que mi nena estaba muy bien, lo cual me dejaba tranquila.

El día que tenía que regresar a trabajar caí con una crisis de migraña atroz y tuvo que venir la ambulancia a inyectarme el usual coctel de drogas que me deja en coma, así que mi regreso a la oficina se dilató un día. Al día siguiente, cuando vi a Corazón, casi me pongo a llorar, estaba con las hojitas todas para abajo, como si hubiera estado llorando. La señora decía y juraba que hasta el día anterior había estado bien... El otro señor que comparte mi oficina opinaba que Corazón requería una podada porque sus hojas nuevas estaban muy grandes y por eso se veía así, como aplastada. Yo no iba a podarla pero si pensaba vitaminizarla, cambiarle de tierra, lo que fuera por revivirla. Puse una foto que tenía de ella (antes de mi viaje le tomé una porque estaba tomando fotos de mi oficina en general) en mi foto de profile de mi Skype y mi leiv motiv del día fue "I'll save her".

A la hora de estar juntas de nuevo Corazón fue levantando el ánimo y las hojas. Nunca había visto algo así y todos en la oficina fueron testigos. Ni siquiera le había echado agua. A las dos horas ya era de nuevo una planta hermosa como siempre. De verdad que hasta ese momento no creí que las plantas sintieran y mucho menos que tuvieran una interconexión con sus dueños.

Igual para asegurarme, ese día me la traje a casa (cosa que debí hacer antes de viajar) para echarle un poco de tierra nueva. Eso fue hace mes y medio y aún no le he cambiado de tierra ni nada. La veo feliz en su rinconcito de mi casa. Claro, en mi casa la vibra en 500 mil veces mejor que en mi oficina. Pero yo paso tanto tiempo en la oficina... Y la necesito. La semana pasada la que casi se marchita fui yo y mal. Tuvieron que darme dos días de descanso médico para re-energizarme.

Hace un rato pasé por su lado y sí, mañana mismo compraré tierrita nueva para cubirle una raíces que se le ven, para regresarla a la ofi. Y me dieron ganas de limpiarle sus hojitas que estaban con un poco de polvo. Cuando pasé el trapo por una de las hojas originales, de las rojas, ésta se quebró, la tengo aquí a mi lado. No sé si botarla... Hasta hace poco era parte de mi Corazón, pero en alguna medida representa el pasado de Corazón y mi vínculo a un antiguo amor. Ya Corazón es mucho más grande y cada día brota más rápido, crece y se regenera. No es la primera hoja roja que cae. Ya pronto no quedará ninguna hoja roja original y me dará pena, pero solo entonces sentiré que Corazón me pertenece solo a mí. Y quien sabe, talvez algún día le vuelva a brotar una hoja roja. La vida es misteriosa y quizá mi Corazón (vegetal) y mi corazón (humano) funcionen a la par y las nuevas hojas rojas broten cuando me enamore de nuevo. Eso sería muy, muy curioso, pero nada improbable. Si eso llega a pasar prometo contarlo.

2 bla bla:

La Gata de sus tejados dijo...

:) yo nunca he sido de plantas sin embargo sí he sabido de amigas que lo son y que me cuentan que sienten esa conexión :) qué bonito!! Es una buena historia y un buen augurio para ambos corazones tuyos :)

Blank dijo...

Que bonito el nombre de tu planta!!!
Yo tambien he sido mataplantas, pero ahora tengo dos que uso para enseniarle a mi beba a cuidarlas. Vieras el amor que tiene con las plantas, flores, etc. Cuando ve una dice "amoy"... osea amor y las acaricia.
Abrazos!